domingo, 23 de diciembre de 2007

Al estrellato sin anestesia

OPERACIÓN TRIUNFO

UN ÉXITO CON RAZONES
(Texto escrito en 2001)

Este programa nació como un Gran Hermano digno para una cadena estatal. Utilizaba la vieja idea televisiva de los concursos musicales de probado, pero modesto éxito en las pantallas españolas.

A los componentes de estos tipos de espacios -música y concurso-, se le añadía los elementos del Gran Hermano: exhibición de la privacidad, encierro y eliminación progresiva.
Con la excusa del concurso musical se eliminaban las criticas que soportó Gran Hermano ya que había una finalidad constructiva en el encierro en la academia. Al mismo tiempo se aseguraba un gran público seguidor de “pequeñas estrellas” y programas similares.

Con el régimen de puertas cerradas, aunque no fue estricto, y con la eliminación paulatina de los participantes se consiguió algo imprescindible para crear fidelidad en los espectadores: la empatía.

Al poder seguir día a día el comportamiento de los concursantes durante varios meses, los espectadores crean una relación afectiva con ellos: amor, odio, o simple identificación. Cuestión que cada vez les cuesta más a las series semanales de ficción.

El disfrute de estos nuevos programas, al igual que el fútbol y el cine de consumo, no se genera básicamente durante su visión sino después. En las conversaciones con otros telespectadores. En el colegio, en el trabajo o en otros ámbitos es donde se “amortiza” el tiempo invertido. Aunque muchos estarán en desacuerdo, Operación Triunfo, al igual que Gran Hermano, es un programa aburrido. Si se analizan las galas de los lunes se puede sostener que fueron totalmente reiterativas con sólo la resolución de la elección como momento interesante.

El éxito
En las primeras semanas se definió el éxito del programa. Ya en la cuarta entrega, el share había superado la media y el boca a boca hizo el resto. También hay que añadir todo una marea de programillas de talk shows y de corazón que ante el éxito de Operación triunfo comenzaron a llenar sus propios espacios con charlas e imágenes del programa. Así quien no había caído en la tentación los lunes a las 22hs no se perdía nada ya que durante la semana se repetían una y otra vez los acontecimientos de la Academia.

En este sentido no cabe duda que las otras cadenas colaboraron con el éxito de Operación Triunfo. Al ver como su programación perdía contra OT, las cadenas rivales comenzaron a programar contenidos de escaso valor para no “quemarlos”. Con esta conservadora de actuar, las televisiones privadas contribuyeron al éxito de OT, ya que el espectador no veía opciones de calidad en ese horario y se sumaba al programa del que todos hablaban.