La historia oficial de Argentina reduce la
presencia de los negros a simples vendedores de mazamorra en los días de la
Revolución de Mayo, allá por 1810.
Nada se dice de la vida y las costumbres del
grupo que representaba entre el 30% y 50% de la población. Sin embargo, a
partir de la crisis económica y social que azotó al país a finales de 2001, la
sociedad argentina ha comenzado a buscar sus raíces, a mirar a atrás, a valorar
lo propio. Este movimiento de autoconocimiento no pudo pasar por alto la influencia
en la cultura argentina que han desempeñado los africanos y sus descendientes.
Tal vez no tan evidente como en Brasil o Cuba,
pero nuestros antepasados africanos han dejado su huella en muchos ámbitos de
la cultura, por ejemplo en la música. Si los ritmos africanos, como el
candombe, casi desaparecieron, sus influencias han modelado un ritmo tan
argentino como el tango. El
negro aportó el ritmo de sus tambores y la coreografía de la pareja
separada a músicas y bailes, que luego
evolucionarían hasta el tango tal como hoy lo conocemos. Inclusive
etimológicamente, muchos consideran el origen africano de la palabra tango como
el más probable.
Siguiendo con las palabras, las lenguas
africanas han aportado mucho al vocabulario habitual de los argentinos. Candombe, matungo, dengue, mucama y quilombo son algunos ejemplos. En otros aspectos de la cultura popular como la culinaria, se puede
destacar la aportación de las achuras, el mondongo, la mazamorra y el locro.
La presencia de afrodescendientes en la vida política
y cultural también se mantuvo escondida. Parece probado que el primer
presidente del país, Bernardino Rivadavia, era mulato. Lo más llamativo es
descubrir que la abuela del prócer europeísta y racista Domingo F. Sarmiento
era negra. Observando los rasgos faciales del ex presidente su origen parece
evidente pero nunca se había mencionado.
Manteniendo los orígenes
Las asociaciones de caboverdianos, que
representan a una colectividad que supera las 10.000 personas, siempre han sido
las más activas a la hora de intentar mantener su identidad. Últimamente han
aparecido otros grupos, tal como la Asociación Misibamba, que
contribuyen a la difusión de la cultura con raíces africanas y al conocimiento
del papel de los negros en la historia y la sociedad argentina. Desde hace una
década se publica la revista Quilombo que difunde el arte y la cultura
afro desde Argentina.
En los
últimas décadas la influencia africana ha venido a través de otros lugares de
América. El reggae, la capoeira, el candombe, y otras expresiones
culturales se han hecho populares en el
país sudamericano y han colaborado a redescubrir las raíces afro de la propia
cultura argentina.