Gustavo Javier Vázquez Álvarez: Salvador

BRASIL CON SABOR AFRICANO

Visitar la ciudad brasileña de Salvador de Bahía es una agradable manera de conocer las raíces africanas de la cultura brasileña. La población negra alcanza el 80%, concentración muy superior a la media del país. El origen mayoritariamente yoruba de la población de Bahía contribuyó a su singularidad cultural, a diferencia del resto de Brasil que fue poblada con esclavos provenientes de Angola.
Lo primero que se percibe al llegar es el clima cálido y muy húmedo de la ciudad, al que el cuerpo no tardará en habituarse. Pero Salvador despertará otros sentidos. El olfato se activará con la presencia del olor muy característico del aceite de dendé, un aceite de palma muy utilizado en la comida bahiana. Otros de sus ingredientes básicos son la leche de coco y la pimienta malagueta. Para disfrutar de la culinaria tradicional bahiana se puede visitar el restaurante de la Escuela Senac situado en pleno casco histórico y que ofrece una gran variedad de platos a precios módicos. Una costumbre de locales y turistas es comer acarajé, un bollo de judías con camarones, en algún prestigioso puesto callejero comandado por alguna veterana bahiana. El acarajé viene acompañado por vatapá y caruru, otros platos típicos que utilizan el aceite de dendé.
La vista se verá sorprendida con las coloridas fachadas del centro histórico conocido como Pelourinho, llamado asi porque allí se encontraba un pelourinho: picota en la que se azotaba a los esclavos. A pesar de las llamativas construcciones barrocas, la belleza de las jóvenes mulatas y negras distraerán la atención del visitante masculino. Es inevitable.
Vista y oído se unirán para disfrutar de las músicas y bailes bahianos. Por la tarde y la noche, la música te sorprende en todos los rincones. Conjuntos de percusión llamados blocos y grupos de capoeira, con el sonido inconfundible del berimbau, recorren las callejuelas. Músicos en las esquinas te deleitan con sus ritmos más sosegados. Muchas organizaciones han formado grandes blocos como forma de rescatar a los niños de la marginación. Timbalada, fundado por Carlinhos Brown, e Ilê Ayiê, con sede en la famosa ladeira do Curuzú, son los más conocidos. Las raíces africanas de sus integrantes se extienden desde sus ritmos, coreografías y vestuarios hasta sus letras protagonizadas por Xangó, Oxalá, Oxum y otras deidades del candomblé.
Pero para sentir la fuerza de esta religión afro, que también es baile y música, nada mejor que acercarse a un terrero en un día de ceremonia. Existen cerca de dos mil en Bahía pero no es fácil para el turista encontrarlos. Lo mejor, como en tantas otras ocasiones, es hablar con la gente del lugar o utilizar los servicios de una empresa de turismo. La fuerza del candomblé, junto al aceite de dendé, impregna toda la ciudad de un origen, pero también de un presente y un futuro, muy africano.

Recomendaciones para el turista:

Levantarse temprano para aprovechar el día. Amanece antes de las 5 de la mañana y el sol empieza a calentar desde temprano. Al mediodía es mejor hacer un descanso y mantenerse a la sombra. También oscurece muy rápido

Las zonas turísticas son seguras y se pasea más tranquilamente cuando se va solo que cuando se va en grupo (los vendedores ambulantes son más insistentes cuando te acompaña un guía local). La presencia policial es abundante.

Se puede utilizar de transporte público de día.