NO PASES DE CORUMBÁ
Corumbá es la puerta de entrada al pantanal matogrossense y ciudad de paso para los mochileros que recorren Latinoamérica.
Corumbá, lugar distante en tupí-guaraní, hace reflejo a su nombre. Se encuentra en la frontera de Brasil con Bolivia a 1500 kilómetros al noroeste de São Paulo. Hasta no hace mucho, para llegar a la ciudad por tierra había que coger carreteras de tierra y dos balsas para cruzar los ríos Paraná y Paraguay, o tomar el llamado tren de la muerte desde Santa Cruz, Bolivia. En la actualidad, las comunicaciones han mejorado .
El visitante se encontrará con una ciudad aparentemente tranquila, con anchas calles adoquinadas y con un calor intenso y húmedo que no se hará olvidar.
El día en Corumbá comienza temprano. A las 7 el sol ya quiere calentar y es buen momento para levantarse y disfrutar de un paseo. Conocer el centro se hace inevitable a la hora de hacer compras y programar algún paseo por el pantanal. Por su belleza destaca la plaza de la Constitución y las iglesias circundantes. Pero lo que más llama la atención es la estructura de cuidad baja (sólo hay dos edificios torre) y sus casas coloridas.
La zona del puerto es sin duda la más bella de la ciudad, a orillas del río Paraguay y con vistas al pantanal. Es recomendable hacerle dos visitas. Una de día y otra al atardecer. El puerto alberga las construcciones que fueron testigo de un pasado próspero de la ciudad, allá a principios del siglo XX. Corumbá era considerado el tercer puerto fluvial del mundo. Conectado con Asunción y Buenos Aires, el comercio internacional había hecho que tuviese sucursales de 25 bancos internacionales. La Casa Vanderley, Bais & Cía, hoy Museo de la historia del Pantanal, y la Casa Vásquez, construida en 1909 por un arquitecto italiano, son muestras de aquel pasado mejor. En el puerto se pueden contratar pequeñas embarcaciones para pasear por el río a 20 euros la hora. También se pueden hacer excursiones en barcos, que por 18 euros por persona te darán de almorzar y te llevarán a ver algunos de los animales más simbólicos del pantanal.
A sólo unos minutos del centro de la ciudad, el visitante se encuentra con una naturaleza virgen y accesible. Familias de carpinchos, el roedor más grande del mundo, se puenden observar a la salida del puerto. Los yacarés pasean por el río y sus afluentes. Los tuiuis, coloridas aves de dos metros de envergadura, caminan al paso de la lancha. Y por todos lados aves coloridas.
El visitante se encontrará con una ciudad aparentemente tranquila, con anchas calles adoquinadas y con un calor intenso y húmedo que no se hará olvidar.
El día en Corumbá comienza temprano. A las 7 el sol ya quiere calentar y es buen momento para levantarse y disfrutar de un paseo. Conocer el centro se hace inevitable a la hora de hacer compras y programar algún paseo por el pantanal. Por su belleza destaca la plaza de la Constitución y las iglesias circundantes. Pero lo que más llama la atención es la estructura de cuidad baja (sólo hay dos edificios torre) y sus casas coloridas.
La zona del puerto es sin duda la más bella de la ciudad, a orillas del río Paraguay y con vistas al pantanal. Es recomendable hacerle dos visitas. Una de día y otra al atardecer. El puerto alberga las construcciones que fueron testigo de un pasado próspero de la ciudad, allá a principios del siglo XX. Corumbá era considerado el tercer puerto fluvial del mundo. Conectado con Asunción y Buenos Aires, el comercio internacional había hecho que tuviese sucursales de 25 bancos internacionales. La Casa Vanderley, Bais & Cía, hoy Museo de la historia del Pantanal, y la Casa Vásquez, construida en 1909 por un arquitecto italiano, son muestras de aquel pasado mejor. En el puerto se pueden contratar pequeñas embarcaciones para pasear por el río a 20 euros la hora. También se pueden hacer excursiones en barcos, que por 18 euros por persona te darán de almorzar y te llevarán a ver algunos de los animales más simbólicos del pantanal.
A sólo unos minutos del centro de la ciudad, el visitante se encuentra con una naturaleza virgen y accesible. Familias de carpinchos, el roedor más grande del mundo, se puenden observar a la salida del puerto. Los yacarés pasean por el río y sus afluentes. Los tuiuis, coloridas aves de dos metros de envergadura, caminan al paso de la lancha. Y por todos lados aves coloridas.
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